ODA AL MINISTRO DE ECONOMIA
Yendo hacia las praderas
crucé una heladería,
los sapos me preguntaban
pero yo, yo, ¿qué sabía?
Pegándole a los palotes
miraba yo el alcancía.
¿Habrá muchas monedas?
Qué se yo. ¿Yo qué sabía?
Brillaban las estrellas
del claro mediodía.
La luna preguntaba
pero yo ¿ma qué sabía?
Es un magnánimo hombre
el ministro de economía.
Se rompe de día y de noche
-y bueno, ¿yo qué sabía?
Oyeme mi bienamada
es tu alma de gran osadía;
si nadie escucha tu llanto,
bueno, ¿ma qué culpa tengo?
Hay muchas señoras ilustres
y condes de gran nombradía;
hay muchas famosas princesas
pero yo, ¡yo qué sabía!
Tú me preguntas mujer
cuál es la más bella poesía.
Reía y miraba tus ojos...
¿ma qué demonio sabía?
Corriendo en los albardones
las ratas de la cofradía;
preguntas qué buscan en
ellos:
-No sé, che, no moleste.
Estaba escuchando una clase
de la más alta filosofía;
de pronto el profesor
truena:
¡Charalambous! -¿Yo? ¿yo qué
sabía?
Es muy corto el amor
y muy breve la vida.
Te regalo tres subtes
¿No me das un tranvía?
En el templo me comí
la sacrosanta sandía.
“Has profanado el vudú”.
¿Yo? ¿Y qué sabía?
Es amable y muy cortés
el gran emir de Etiopía.
Me preguntó ¿Abdula ahím?
y yo, pobre, ¿Qué sabía?
.............
¿Por qué invaden los
burgundios
¡¿Por qué el rey de Camelot
se ensaña con la satrapía?!
¿Por qué los pueblos del
mundo
no tratan de comprenderse
viviendo juntos en paz,
comprensión, y armonía?
¡Elevemos hacia el Sol
nuestras almas arrepentidas,
o caeremos para siempre
lejos de nuestro Mesías!
¿No veis que Satán acecha
por detrás de las
cleruquías?
¿Eh? ¿eh?
EL LAGO EN OTOÑO
Como alegres colegiales
las hojas de los árboles
se empapan bajo la lluvia
risueñas y mágicas.
La primera tarde de abril
vuelan silenciosas a posarse
sobre las aguas límpidas
con su caricia seca.
Al nacer las leves ondas
una sutil melodía
de violines de plata
hechiza el espíritu.
La plenitud es total ahora;
las hojas secas bajo los
pies crujen
y flotan verdes y pálidas
sobre las aguas heladas.
Desde las altas copas
mil trinos cristalinos
refrescan dulcemente
los oídos del pastor.
A la puesta del sol
en el umbrío lago azul
una feliz melancolía
inunda el bosque.
La noche en este lugar
es calma, y en su seno
los sueños fluyen con
suavidad.
La mente descansa y vuela.
RECUERDOS DEL MAR
(Fragmentos)
I
El vagabundo de medianoche
A altas horas de la noche
rugía el micro en la ruta
. . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . .
erraba un terror blanco
. . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . .
El campo, en la mañana
estaba verde y amarillo.
II
El escondite de Sonia
En una playa desierta
visitada por mil pájaros
llegan despacio las olas
a rodar caracoles raros.
Entre las rocas añosas
el alto espinillo crece
y tras los médanos, al sol
geranios y juncos duermen.
Es un hermoso refugio
contra el vértigo del mar;
insectos de alas de seda
vienen aquí a habitar.
. . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . .
En escalones de espuma
subía el mar ascendente
al verde, azul azabache
vértigo de la rompiente.
. . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . .
Hasta el fin del horizonte
como fantasmas errantes
montañas de agua pasaban
en procesión incesante.
Frente a la costa se alzaban
azotadas por el viento
y por fin se derrumbaban
como un telón gigantesco.
Cada ola era un enigma
acercándose hacia mí
sobre las aguas marmóreas
en fragoroso desliz.
. . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . .
las barcas familiares,
candiles en noche calma.
. . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . .
Una tarde de noviembre
en mi triste soledad
por un ignoto camino
me alejé de la ciudad.
. . . . . . . . . .. . . . .
. . . . . . . . . . .
El sol bajo de la tarde
sobre los acantilados
daba mil tonalidades
a sus estratos rosados.
Entonces, de las cavernas
surgía su infernal canto
como la lúgubre voz
de un mundo prehumano.
ALTA MAR
a bordo del galeón de su majestad
Felipe II de Castilla, “Isabel
navegando el Mar del Sur en
plena tormenta.
¡Arriad las velas! ¡Izad el
foque!
¡Vaciad el lastre por la
amurada de babor!
¡A estribor!... ¡Hundid el
peñol de la verga
hasta el palo de mesana!...
¿Cómo? ¿Qué? ¡Se pincha el
alefriz!
¡Las cuerdas de la
arboladura se parten como un
bramante!
¡Os debería zurrar,
imbéciles!
¡A los remos, a los remos,
al ala del pantoque!
Hernando, bergante, dónde
vas,
¿No ves esa montaña negra?
¿Y ese abismo, fijaos bien,
que suena como un dique sin
fondo?
La templanza no deberá
faltaros,
ni modestia con que
conduciros.
Recordad la máxima del
navegante:
“Per cuadraturam mundi
superficiem retornavis”.
¡Confiad en vuestro
adelantado
puesto que, como en un
vuelo,
os guiaré a través del azur
a buen puerto en Nueva
España!
-Gobernado por tan sabio
capitán,
nuestro barco avanza raudo
con su proa
entre la morsa polar y el
pingüino albino.
Vientos fuertes nos
persiguen con rugidos,
ya una nívea cortina
cubre de miedo el horizonte
sur.
Eso no cuenta. Por la cruz y
la corona,
melancólico naufragio en las
regiones del olvido,
¡Entre el mar y las
tinieblas de lo desconocido!...
SONETO
No siempre estuve lindo
no siempre estuve lindo
no siempre estuve lindo
lo sé.
Mi cara denotaba
la luz que me habla herido
la luz, la luz, la luz
del cielo colorido.
Y cuando saludaba
las caras de vampiro
marchaba por la senda
¡por la que anduvo Cristo!
¡No siempre estuve lindo!
Corred a divulgarlo
al viento marino.
Las moscas del verano.
Los médanos de oro
junto al molino.
TESTAMENTO
Saint -Bertrand de Comminges,
5 de marzo
del Año de Gracia mil
ochocientos uno,
siendo las nueve horas con
treinta minutos,
presentes mi gato y mi
estufa;
Yo, Alberico de Mauleón, de
ochenta y ocho años,
en previsión de lo que
pudiere ocurrir,
y a fin de que a mis
herederos se evite toda molestia,
pongo en orden mis asuntos:
Esta tarde me buscan por
casa de Fernando.
-Bebé programado, listo para
el despegue
-Un litro de agua brillante
para el albañil.
¡Confesión!... ¡Que me corto
las venas con un
pomelo!
-Olvidé devolver la escoba
de pelo de momia
-Hay una firma falsificada
en 1716.
EL CASTILLO ENCANTADO
Un castillo blanco, con
tejados rojos
en la cima de la colina;
se llega a él por un sendero
tortuoso
y larguísimo, como en los
cuentos.
...Es la morada del Príncipe
Azul.
También soñó allí, durante
mil años
más que su cama de edredón
rosa.
Muebles gigantes y
anticuados lo decoran
aunque cubiertos de polvo,
porque faltan
sus reales habitantes, desde
hace tiempo.
Cuando las sombras mágicas
pueblan
el crepúsculo, el viejo
castillo
cierra sus puertas al paso
de los siglos.
FIGURA ECUESTRE DE UN GRANDE
DE ESPAÑA
Sobre el fino corcel, de
lustrosa estampa
bien plantado posa el
Conde-duque,
la diestra en alto con
bastón de estoque
ordenando carga contra el
vil francés.
Con mano firme sofrena al
bruto
encabritado sobre bella
colina;
la bota calza justa el
estribo, y la espuela
reluce nítida sobre el cuero
pardo.
¡Erguido y calmo tal cuadra
a un jefe!
El campo funesto de la
batalla
tirando al cielo filamentos
de humo
Se cubre como un lienzo de
gloria,
en tanto murmura en su oído
el eco del céfiro:
“¡Sé obedecido, sé justo, sé
cruel, sé victorioso!”
Yo vivía en un barrio de
Oxford
con relojes, con campanas y
con árboles;
por las tardes caminaba a la
vera del río
y regresaba cuando sonaba el
ángelus.
Mi casa tenía un hogar de
roble labrado;
era de estilo georgiano;
allí nos reuníamos
en intima tertulia, mecidos
por violines,
la sociedad más brillante de
la época.
Titilaban las copas a la luz
de las velas;
las sombras ponían dulzura
en los escotes;
languidecía la charla como
un vago perfume.
Los últimos hallazgos
científicos causaban
sensación: iris del prisma,
galvanismo -también
los senos de Clarisa,
palpados bajo la mesa.
VIAJABA POR LOS CAMPOS...
Viajaba por los campos
anochecidos
con el último rayo del sol
poniente
colmando el vagón de luz
granate.
El pasaje, gente humilde,
abstraída
O dormida, con viejas gorras
de fieltro.
Un rectángulo de claridad
oblicua
y móvil ilumina las sienes
a medida que el tren se
desplaza
Con rebabas canela -yo
recuerdo
una fogata en casa de mi
abuelo
que ardía en hermosas
llamaradas
Manteniéndome encantado por
horas
como una mujer -y el mundo
tras la ventanilla se tornó
irreal.
ALOCUCION DE DON QUIJOTE A
SANCHO PANZA EN OCASION Y ANTE EL EFECTO DE UN DIA PRIMAVERAL, JUNTO CON
“Aquesta fermosura,
que al Elíseo diese hartura,
no puede ser tocada.
Más bien inmaculada,
cual virgen de los cielos
debe venerarse.
Ni aún mirarse,
Como no fuese
con ojos entornados y
corteses.
Sancho amigo
En verdad te digo,
mira dónde caminas,
no sea cosa
Deshonres la fermosa
tu alma al fuego eterno
condenando.
Siempre y cuando
No veas
lo que Dios prohíbe que se
mire
ni atisbe
En ese manantial
en donde el diablo exhibe el
mal
con todo el impudor de un
fresco culo,
Seguro,
tú serás salvado.
¡Oh conde!
Futuro, a esto ¿Qué
respondes?”
-Así fablaba a su escudero
el sin par famoso caballero
Don Quijote de
Y había vencido, sin
revancha,
munchos furiosos gigantes,
Tonantes,
feos, bizcos y malvados,
con su invencible brazo.
Mas ora
se hallaba ante la caja de
Pandora
difícil enigma renuente a
comprenderse
O a verse
por el calibre de Epicuro,
problema, en efecto, muy
escuro.
Era la ocasión estrema;
teorema
a resolver por el insigne
Sancho
Glorioso, muy ancho
bebiendo vino sobre el viejo
rucio.
Y así fabló este tunante:
“Soy tan sólo el ayudante
de Vuesa Santa Merced.
Si por mí fuera, corred,
Refugiaos en el monte
que lo que es yo, aún
Caronte
de aquí no me habrá movido.
Llovido
que haya, o soleado,
en este fresco vado,
Meado que haya
o bebido,
tanto lo mismo da.
Tome pues, miseñor don
Quijote
el mango por el culote
que yo haré lo que me
cuadre”.
“Mal padre
-respondió el manchego
altivo-
y sobre todo mal hijo,
¿Qué palabras proferiste?
¿No viste
aún la cara del demonio?
¿Qué coño
quieres que acometa?
Respeta
¡Oh nata fría
de la andante escudería!
En la hierba,
mientras tanto, obrose magno
prodigio:
bordoneaban cual mosquitos
Mil abejorros pardos;
dardos
que picaban en las nalgas
En los pechos y en las
barbas.
Sangrante
quedó la carne rozagante
Y ebrios y felices
Don Quijote y sus narices.
Sancho y su gordura
Cometieron mil locuras.
Triunfadora,
la fermosa seductora
Montó sobre Rocinante,
quien antes
que avanzar un paso hacia
ella ha muerto
-Blanco el ojo, frío el
belfo-
sin duda de pavura
¡De pie todavía en su
armadura!
DESPEDIDA
Adiós, mundo. Cansado ya de vivir
por una triste confusión irremediablemente
desnudo, renuncio, abdico cual barco
elevado en astillero ante el cielo
rosado...
*
¡Incendio de
zafiros!
Corred,
bomberos, a apagar el fuego.
¡Lluvia de
sombreros!
Buenas gentes,
aprovisionaos luego.
CANCION DEL
MENDIGO
En el camino
embarrado
me tiendo,
gustoso
calentando mis
nalgas
con un mendrugo
de sol.
CARTA DE LOS
DUENDES A DON JUAN PRESENTANDOLE AL HADA DEL BOSQUE
Señor Don Juan:
¿Visteis devero
doncella más
preciosa?
¿Más bella
mariposa?
¿Cordel que
scintillante suene tan fino?...
¿No es divino
cómo se mueve?
¿Su risa leve?
¿Su porte de
reina
sobre un
caballo blanco?
¿Y no es
precisamente hoy
cuando habréis
de lamentar vuestra fama?...
...............................................................................
-¡Oh plumajes
de fuego!
Damos cada día
nuestra vida
en el
escalofrío
de una súbita
gota de cristal.
SUEÑO AZUL
Sueña, hermosa
ondina, sueña.
-Mil verdes
ondas
transparentes,
perfumadas
te mecen, flor
de lis.
Corre, manso
río, corre.
-Que tu llanto
solemne
bajo purpúreas
rocas
expire, o suba
al iris.
Canta, bella
noche, canta.
-Al filo de los
cielos
danza con las
estrellas,
o bajo los
pinares roba un matiz.
CANCION DE NOVIEMBRE
Hermano sol,
bendícenos
hermana luna,
alúmbranos
hermano olmo,
absuélvenos
hermana noche,
ocúltanos.
Hermano sol,
tus átomos dorados
en la delirante
primavera
labran las
carnes jocundas
perfumadas,
tersas, del cuerpo joven.
Hermana luna,
tu voz inmaculada
pura como el
lirio
rueda en los
valles -se viste de azul-
canta en los
bosques soñadores.
Hermano olmo,
tu fría corteza
borracha de
bondad
se raja
-platino sangrante-
en tiempo del
cielo y las esferas.
Hermana noche,
tu manto oscuro
grato a nuestro
corazón
transporta
suspiros
en la
aterciopelada brisa.
Hermano sol,
bendícenos
hermana luna,
alúmbranos
hermano olmo,
absuélvenos
hermana noche,
ocúltanos.
ESTANCIAS A DAFNIS
(Basilio y
Mevio)
M: Dime, Basilio, puesto que la suerte nos
reúne
¿No probamos la sombra invitadora de
esta higuera
y, a salvo del brillo que dilata el
verdor,
enviamos a Eco el sonoro dulzor del
caramillo?
B: Hablaste bien, Mevio; los extremos son
pérfidos.
Voy a quitar mis cabritas del sol;
éstas, entretanto,
gustan retozar al frescor de los
arroyuelos.
M: Ven aquí: ¿No ves aquella gruta donde crece
el cítiso?
Allí se han resguardado, sin que las
persiga un lobo.
Olvida, pues, tus cuidados.
B:
¿Cómo ha de ser? El río
en la estación florida, envía con más
fuerza
sus argentadas aguas en busca del mar.
¿Por qué no puedo yo enviar mi sangre al
mar de
Amarilis?
M: Olvida ya tus cuidados.
B:
¿Cómo ha de ser? El
abejorro
vuela de una a otra flor. ¿No he de
volar yo de
Amarilis a Alexis?
M: Toma esta caña bendecida por Pan; procura
extraer de
ella
una exquisita melodía que acompañe mis
versos, o
bien
recita tú y yo responderé según me
inspiren las musas.
B: El canto alternado place a Apolo; y puesto
que no me
dejáis,
tormentos, intentaré huir de vosotros, y asístame Talía.
M: Y a mí, vosotras, hijas de Zeus y la casta
Mnemósine.
B: A Dafnis canto, aquel cuya memoria guarda
el fondo
de los bosques.
Ningún nombre es más grato a los dioses
desde que
elevó su voz Dafnis.
M: Como el Noto dispersa las golondrinas
y deshace el nido, así tú has partido.
B: No ya vendrás solícito portando tibia
leche
de tus amadas cabritas, que llenaban
hasta el tope
dos tarros espumosos; ni eres ya aquel buen
Dafnis
que solía
sentarse a cantar frente al río, sobre
una roca saliente
mientras las plácidas ondas te oían
encantadas.
M: ¡Embelesadas, ay, en su huída!
B: ¡Transparentes,
purísimas!
M: Las mañanas de estío amabas pasearte entre
los trigos
libre de toda
ingrata preocupación
bajo la ternura
inmensa del cielo.
¿No irías
entonces descalzo por los caminos
que más allá de
la aldea llevan a las plantaciones
y los
cobertizos abarrotados de espigas de maíz?
Entonces
deseabas sentir los aromas y palpar la piel
de los diversos
frutos existentes; entonces tu asombro
no tenía
límites, y tomando un rubio durazno
lo hacías rodar
por la pendiente del estómago
como si fuera
nieve cayendo de las cumbres;
o jugoso
mordías un pétalo de blanca albahaca
cuyo terciopelo
competía en suavidad con tu mejilla,
ella misma
sonrosada como un fruto, o bien
imitando una
planta dormida bajo la lluvia
ingeniosa de
los jardines, permanecías inmóvil
hasta que el
tímido caracol perdía el miedo
y lento trepaba
tu muslo con su casa a cuestas
dejando tras de
sí un fino rastro de saliva.
¡Qué feliz eras
entonces, bajo el agua irisada!
¡Cómo refrescaba
tu cuerpo, desnudo tras los abetos
y las verdes
cenefas que visten el linde del bosque
y escondiéndose
a cada instante como el hurón!
B:
Los dorados crepúsculos te llamaban los mayores:
“¡Eh, niño, a
trabajar!” Veías destacarse
muy lejos, en el puerto, un barco anclado:
a un muelle de madera sujeto con tres hilos
(que eso parecían, aunque eran en verdad
potentes sogas) por donde circulaban diminutos
marineros, doblada la espalda, cargando
canastos
del tamaño de una nuez entre tus dedos;
era la vid que llegaba a las ciudades de la
montaña,
oscura carga preñada del vino de todo un año.
Ya llegaban mulos subiendo dificultosamente
las escarpadas laderas, entre bosques de
olivos
y antiguas piedras, poniendo amarillo el
camino;
ya aumentaba el retrete y disminuían las
cestas;
ya descendías al fondo junto con otros de tu
edad
que habían llegado desde los lindes de
Arcadia.
Con los pies exprimíais el negro vino de las
uvas
durante días enteros, hasta llenar los toneles
de Baco:
todo era entonces tenderse en el mosto y
retozar;
todo era saltar y caerse y ponerse otra vez de
pie
entre las risas y las cabriolas de los
compañeros;
¡No terminaban nunca aquellas fiestas, y
llegaban más
y más canastos rebosantes de oscuras vides!...
M: Ahora permaneces solo, yerto entre las
sombras.
B: Los días y las noches con su rumor de olas
y su efímera espuma, te son
indiferentes.
M: Tus propios compañeros a quienes amabas
pueblan tus sueños como fantasmas
desconocidos.
B: ¡Pasaron, todos aquellos! Tuvieron tiempo
apenas
para reposar a la sombra de estos
robles.
M: Alegres un día, las cigarras enamoradas del
verano
dejaron de
cantar. Un tenue cefirillo surgido del hueco
milenario de un
tronco, vuela por aquí, salta por allá,
siguiendo el
camino polvoriento igual a una mariposa
verde,
les ha impuesto
silencio. Ellas piensan que, si no
hubiese
un motivo de
luto, él no les regañaría, y acatan lo
mandado.
Pliegan sus
alas nervadas a lo largo de la frágil espalda
y adhieren a
las ramas rugosas como botones
retoñados:
el claro
silvano se ha mudado en solemne santuario.
B: Todo en sueño, todo en calma, alrededor
tuyo como
un ara.
M: El blando quesillo te aguarda tibio
y el rojo pigargo en la rama posa para
ti.
B: Nunca tendrás que lamentarte por la
ausencia de la
cesta
cargada de dulces frutos, que nuestra
predilección te
ofrece.
M: El árbol débil tras la lluvia y las músicas
peñas
murmuran sin cesar el nombre de Dafnis.
B: El aura trémula y vaga y el majestuoso río
expanden en silencio el reflejo de
Dafnis.
M: Altos cipreses, altos, bajo el cielo
embellecido de luz
como inmensas plumas que ondularan al
unísono
escriben en el ocaso la leyenda de
Dafnis.
SEMBLANZA DEL
GENTILHOMBRE JEAN FRANÇOIS CEVERT
(1861-1906)
Negro el frac,
negra de humo la galera
del gran salón
se escapa.
A su espalda,
un viejecito mira como un dios
una rubia
grande que no le da ni la hora.
El corredor le
recibe con fresco aliento de lavandas.
Todavía no ha
salido, y ya recuerda con alivio
las brumas, el
encierro feroz de las miradas,
el paso
aplastante de los cuerpos casquivanos
En el aire
enrarecido por el deseo, los tintineos,
la música
embrutecida aunque misteriosamente
coherente,
el perfume de
los culos, la seda y otros
artículos de
lencería, los reflejos charolados,
Las pieles de
gato, el affaire en la barra,
los rostros
nauseabundos como máscaras
bajo relámpagos
verdes, la pasta roja espesa
y el rimmel
asesino chorreando lágrimas negras.
-¡Qué
delirio!... Todavía algunos preguntan afuera
si vale la pena
entrar. “Sí, jóvenes, entrad,
la flor y nata
de París se ha concentrado aquí.
-Estos son los
mismos que ayer levantaban polvaredas
Bailando a los
saltos en la “Maison de l’ Haute
Campiche”-
entrad, no
reparéis en un franco de más o de menos.
La “niña
bonita”, la respetable matrona de Saint-
Germain
que mira ante
sí como la yegua que arrastra su tílburi,
Todas están
aquí, entre frisos de terciopelo leonado.
Qué, ¿No habían
de divertirse?... ¡Y claro, pues!
Adentro,
entonces, a pasarla bien.”
-Y se va,
legislador frustrado, silbando un aire del
Danubio Azul.
DESNUDO FLAMENCO
Ella posa desnuda contra la blanca lluvia de
cortinas.
¿Quién congeló su trenza opaca? ¿Quién
obstinó su culo?
SIGLO DE LAS LUCES
(Llamado por la
ciencia)...Uno entra, en edad tierna
vistiendo por primera vez el
uniforme;
en silencio atraviesa el
umbral, y aquellos
severos muros resuenan con
ecos de antaño.
¡Qué de solemnes
pensamientos al subir, entre el
bullicio
de los compañeros, la
escalera que lleva al claustro!
¡Cómo late el corazón al
reconocerse heredero
de los antiguos próceres! ¡Oh
júbilo!
Y luego, al tropezar con el
primer óbice,
cuando crees doblegarte ante
el desánimo
¿No sientes el sostén bondadoso
de tus mayores
Animándote a seguir adelante
por el camino del saber?
Anda, pues, no desmayes, que
los éxitos todos
"nacen del estudio y
disciplina en los años primeros".
CARDINALES
El dos es un número tonto.
Se parece al Citrôen.
Tiene aire de vieja con
pañuelo y de jovencita
en vestido con volados.
Cuando se persiguen
(doscientos veintidós)
parece una bandada de cisnes.
(El cero es cielo cerrado:
bañera redonda o
gota de sangre donde se
precipita la resta
en traje de baño, desde
trampolines renglones.
¡Cero es la frontera
encantada de los hielos!)
...Y luego vienen por su
orden: sesenta y nueve
posturas sexy, las
maravillas de la antigüedad,
un moño de musgo; el pródigo
en espuma rabiosa
Sifón, bastonero del
infinito aritmético; un curda
en equilibrio; dos al revés,
o cinto-serpiente; tres
clave mística,
cifra perfecta de
¡OH CLAUSTRO...!
¡Oh claustro de
San Ignacio!
Recuerdo las
horas inermes cuando,
fumándonos la
clase, subíamos
la escalera que
da a la biblioteca,
desde cuya
ventana se ve el patio
del convento.
Y cómo nos atraía,
en las tardes
verdes, la soledad
monacal del
lugar, con sus
arcadas, su
aljibe colonial y
el hábito del
padre jesuita
-áspera prenda,
amuleto campesino
que remedaba
los monjes ausentes-
colgado en la
sacristía...
Un último sol
exprimía humedades
anaranjadas
sobre el descuidado
frontispicio de
altas cornisas,
semejante a un
barco abandonado...
PENSAMIENTOS DE UN ARBOL
Esos seres
cuyos pies con dedos de yemas rosadas
han perdido las
raíces, se autoalimentan. Sus vidas
independientes
y activas, han de ser preciosísimas...
MEMENTO
(Incluso ahora,
mientras escribo, las olas rompen
lúgubremente
contra los pilotes, en ese túnel
que miré por un
minuto bajo el muelle...)
DESEO ORIENTAL
Quisiera que mi vida entera, (poco sentida,
más fantaseada que vivida) fuera un loto
santo
que flota entre las transparencias...
INFANCIA
Ayer.
(columpios de la tarde roja)
Ayer.
(corridas tras los sauces
azules)
Ayer.
(charadas en la terraza
opalina)
Ayer...
KINGSPORT
Viento dorado.
(sobre tejados antiguos)
Viento dorado.
(hace girar veletas)
Viento dorado.
(llegadas las Pascuas)
Viento dorado...
MAITINES
Música azul.
(desprenden las
campanas)
Música azul.
(sobre colinas
y valles)
Música azul.
(al nacer la aurora)
Música azul...
IDILIOS
LEONORA
Lloran los cirios, el primer violín
derrite en lágrimas al
serafín
Oh! murió Leonora;
la dulce, casta, la gentil
Leonora
hermosa y dulce como la
aurora
ya entonó el canto del
cisne.
¿Por qué en tan tierna edad
la arrebató la muerte?
¿Qué hado funesto
le dictó tal suerte?
Fue quizás que blanca corza
meditando un salto audaz
arrebató a su ama.
Fue quizás que el blando
céfiro
viéndola tan bella
la convirtió en estrella...
Pero cometerías las últimas
torpezas
tú, amante helado, tunante
sin honor
si no reconocieras que tu
tierno amor
llevó a la tumba al ángel.
¿Te extrañas? No veo porqué.
Tus burdos besos, tus torpes
embelesos
¡hicieron la desgracia de
esta joven!
¡oh miseria! ¡Llore el ponto
en mareas de sangre! . . .
Ella, la hermosa, tan dulce
y gentil
¡No hallaba su igual entre
otras mil!
Y cuando tú, ilustre animal
aunque fingieses porte militar
y todo el resplandor de los
brocados,
te acercaste a su cutis de
rosa
¡Ella no te necesitaba!...
. . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Tu hermoso cabello, tus ojos
de medianoche
Leonora, en la avenida
de plátanos gigantes -gris
pálido ante el cielo-
cuando eras todavía prima de
la luna.
Nada nos dijimos, era
un vals de delirio entre las
brumas
¡Y era un ensueño de los
bosques altos,
y era un concierto de dos
almas juntas!...
. . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
...Leonora, ¿Ya nos dejaste?
Responde, di ¿Al cielo
volaste?
¡Voy contigo, alma mía,
sí, alma mía, lejos del
mundo!
¡Un coro, un peán que calme
el dolor profundo!...
. . . . . . . . . . . . . .
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
-En alas de murciélagos
vampiros,
bajo sombras de negro
terciopelo
duerme Leonora.
-En un ataúd de ébano
sobre el que la luna llora
duerme el recuerdo de
Leonora.
MESTIZO LOVE SONNET
The moonlight overside
castling
for your eyes, mylady,
blackmore
than the sky: stars of
darkness
in the night of dusty
memory.
-¡Pero eta mulher faze de
tudo!
Eu gosto muito brincar cum
você
no maravilhoso jardim lunado
seu corpo preto a meu
coracao.
-Then, as a knight riding
towards
the far Pavilions, I feel
unleased
twilight dims, and evening
shade.
-¡O Paraná do diavo! ¡Isto
sí
fica bon! ¡Mininha indomável
como
o sol fogoso,
lá, no Foz do Iguassú!
A
Salerno,
octobero 1981.
Lei dissimulavi
fredda
melo io la
guardo insistente
fermo, ostinato
e prudente
turatto di
passione estrema.
La porta al
naso dispiace
dolce sorridi
me doppo
le gente matto
videbano
perque non loro
capiscono.
Fra Roma e
Capri le strade
andiabamo fatti
uccelli
y valtzere di
Mutrevelli
Per
noi non siabano male.
¡La mia
passione inmortale!
¿Quale mangosta
volete? Scusate.
A TIRSI
Esta tarde iremos sobre
prados de grama
que ciñen los caminos de
libélulas;
llevarás una corona de agua
con gotas de finos estambres
Robada por mi mano a la
corriente.
-Como en tu pelo y tus ojos
brillan
los divinos reflejos del
río,
así centellea nuestro gozo.
No mucho hablaremos, atentos
al canto del sol en los
puentes
y horas de mayo cabe las
cotorras.
Luego te irás, quedando yo
solo,
y entre las cabañas y las
sombras del bosque,
el joven lucero de tu
inspiración.
A AMINTA, QUE POR OFRECER UN
ANILLO A SU AMANTE, PRESENTÓ CERRADA
Me asustáis, Aminta, con
vuestros bellos ojos;
mas tomaros no puedo la mano
que tendéis;
pues enjoyada de agujas la
ofrecéis
y me es harto peligroso lo
que dais.
Con gesto simulado vos
cubrís
vilano fino o cactus, lo
cual sois
oprobio inconsciente de
Antinois
espina deletérea que mentís.
Volved la palma al cielo
como veis
hacerlo aquellos quienes
venerais
cuando a su ruego presto
procedéis
Mas nuevos insolentes
atrapáis,
o hacedme un moño, porque no
olvidéis
que amable fuisteis, como
recordáis.
SULTANA
Cuando sientas
deseos de envolverte en el amor
como en torno a
una imagen, espirales de humo
La manta que te
di extiende bajo tu cuerpo
como un búfalo
inmenso, abundante de pelo
Y, si así lo
deseas, libera tus sentidos
al aire opresor
que te quemará la piel
Con su aliento
de fuego, como un amante.
Corre por tus
venas la esencia vívida, el
Semen, de mi
espíritu ausente por mares
glaciales e
ignotos más allá de tu reino.
CONSEJO PARA CABALLEROS
ANDANTES
Si llevando en ancas por el
bosque una noche
atacan a vuestra dama, dejad
que la violen.
Así podréis lavar su honor
después
más fácilmente, sin la duda
de un castigo
Prematuro y con la ventaja
de conocer
la magnitud de la ofensa por
la cual debéis
Cobrar desquite (habiendo
ella colaborado
en su propia defensa) pues
los infames,
Si no rendidos, a lo menos
muy fatigados,
no opondrán a la fuerte zurra que les diereis.
CANTA SOLA A AMARILIS
serenata
EN DONDE CELEBRA EL COMIENZO DE
Brilla el sol,
mientras yo toco el piano;
en la ventana
gira esmaltado el cielo azul.
Muero de gozo
si me das la mano;
palpita en tu
seno un moño de tul.
Jardín de
esmeralda son tus ojos claros
luciendo
risueños todo su verdor;
de rojo
terciopelo es tu hermosa mantilla
que manos
divinas bordaron con primor.
Me place
tenerte sentada a mi lado
tus labios
sonriendo, perfume de jazmín
que tal me
pareces raptada princesa
Cantando una
vieja canción para mí.
El día está
quieto, la brisa serena
las nubes despuntan
el sueño de abril.
VERSOS A SU
DAMA DE SUEÑOS, A
¡Ah señora...! Oíd el
reclamo
de esta alma que os adora;
rizada a quien la brisa
levemente
espuma el cabello
impunemente;
sabed que en las tardes
doradas
cuando el tilo enlaza la
magnolia
y juntos sueñan, ocultos en
la umbría
como dos tiernos enamorados,
Vuestro blanco torso
delicado
como el cisne quisiera
contemplar
desnudo, y para nada
tocaros.
Esa perfección de una línea
exquisita mirar solamente
y captar una rara música,
luenga y misteriosa como
ondas
dulces de divinos balanceos.
Tomad mi guante -apoyaos en
él-
al cuidado de vos
encomiendo.
En él podéis fiaros sin temor
pues carne no es -la mía
tiembla-
sino amable cuero, y,
doncella,
pasear por los senderos
últimos;
recompensada con mi devoción
seréis, y más, perpetua, por
mi honor.
ESQUELA GALANTE
Te envío seis gramos de
poesía, querida,
para que me recuerdes estas
Navidades.
Arboles dindones iluminando
el jardín...
y el terciopelo nocturno
posado en la nieve.
Para cuando crepiten papeles
nuevos
y maravillen juguetes
brillantes.
Tus labios se abrirán al
beso invisible
que aguardas temblando en erubescencias.
Oh, sí. Y luego desmayan tus
párpados
y cede tu cuello a una
languidez dulce.
Intima blancura de cigüeña
en los ojos
Cándidos, hondas sonrisas,
néctar de sueños;
impulso divino -¡alas!-
volando a París.
JACULATORIA A UNA MUY PULIDA OREJA
Carel dorado
puso el sol a cincelada curva
en porcelana
real de Nápoles blanca. Pliegue
aovado, apenas
sonrosado, resbala en venera
suave. Centro
rehundido, con interior de "velour".
Lóbulo tierno,
carne exquisita perforada
por cruel
pinjante (crimen de Cupido mórbido
o don frívolo)
basculando su bola de paciencia
donde llamea un
rubí, rojo y hialino.
Oración breve y
ferviente proferida
a solas puebla
con ecos su ámbito grave
y santo,
portando mensaje divino. Sombra
marfil, arena y
gris se pierde por el cuello.
HECHIZO
Silencio.
(se anillan las aguas)
Silencio.
(se dora la nieve)
Silencio.
(fascinan ojos verdes)
Silencio...
MADRIGAL
En el árido desierto de mi vida
hay una sola rosa: eres tú.
ROMANCE DEL GAUCHO ANSELMO,
APODADO "EL MIRLO"
I
Agüita clara que cae
son las coplas del recuerdo
de un gaucho manso, no lerdo
que rememora el pasao
como el mirlo enamorao
que va entonando un
requiebro.
Ansí un día, el paisano
que habita la pampa inmensa
sufre una reminiscencia
y ya no puede dudar:
rompe temprano a cantar
añorando la querencia.
Canta los tiempos lejanos
cuando su rancho tenía
y los gurises corrían
por los montes y alamedas
y en tuita la estensión
fiera
ni un alambrao había.
Dice de esa brava edá
en que los cardos, cada año
alcanzaban un tamaño
difícil de precisar:
a veces ya, ni pasar
podía un gaucho a caballo.
Había que seguir la huella
porque era muy peligroso
fijensé, tan refaloso
que uno se podía caer:
era cosa de no creer
de peliagudo y rasposo.
Eso los días guenos.
¿Y cuando helaba la escarcha
entrada la mañanita?
Se entumecían las tabas
la nariz como gotero
y era un fogón el aliento.
Otro día la llanura
se empardaba como herrumbre;
daba una gran pesadumbre
y dolía el corazón
tanto negro nubarrón
lejos del techo y la lumbre.
Los recuerdos, son recuerdos
bien lo aclaro a quien me
obliga
no me duele la barriga
ni me achico en el chinchón
si acá dentro hay un matón
que se pare y que lo diga.
Dejenmé, no me sujeten
ya mesmo lo voy peliando
no más por ver dende cuándo
la vizcacha es ruiseñor;
ni el trompo rueda mejor
lo que él va a salir
rodando.
Pero esperen, no me apuren
porque hay mucho que contar;
endispués he de arreglar
las cuentas que estén
pendientes
y otras cuentas diferentes
San Pedro me ha de ajustar.
Todos tenemos pecaos;
quienes mucho y quienes
poco;
a veces me pongo loco
y a veces atravesao;
curto el naipe trasnochao
y a la giniebra me aboco.
Con treinta y tres en la
mano
canto flor y falta envido;
a cualquiera lo convido
si es que me copa la apuesta
y se la ha de llevar puesta
el que sea comedido.
Yo al Diablo no me le arrugo
eso para que lo sepan;
y aunque no tuve ocasión
de topármelo de frente
jué sólo por accidente
no haberle mojao la oreja.
Si me lo llego a encontrar
de siguro no se escapa;
que se arremangue la capa
y no se haga el remolón.
Grite: "¡Viva
o lo dejo hecho una papa.
A mi juego me llamaron
dende que train la guitarra;
yo canto como cigarra
y como los grillos canto;
mi vida entera es un llanto
pero el dolor no me amarra.
Y atiendan a lo que viene
porque es relación veraz;
al zorzal lo deja atrás
el mirlo con sus primores
de los pájaros cantores
es el que me gusta más.
Silba suave, silba bajito
dende el lejano arbolito
y a la hembra alada la
encanta
con su voz el pajarito;
ella vuela a hacer su nido
junto a él, y no se espanta.
II
Con distiguido respeto
me priesento en el fogón;
que es ésta güena ocasión
pa' templar el instrumento
y con la ayuda 'el viento
viá declarar mi canción.
Aquel que tenga pacencia
atienda en lugar de hablar;
oserve con güen mirar
el canto 'e la esperencia
es muy sabio y tiene cencia
el que oye sin molestar.
No interrumpir es decente
muy prudente y bien mirao;
es muy desconsiderao
intercetar a la gente
en el momento inminente
en que la cuerda ha sonao.
Prieste atención el chimango
y el jilguero en el jaulón;
en su nido el lechuzón
y allá en la rama el
chingolo
tuitos oigan de igual modo
esta franca confesión.
No esperen coplas alegres
de este gaucho disgraciao
a quien el cielo taimao
ha privao de sus bienes.
Son éstas razones fieles
pa' que se anden con cuidao.
Las penas 'e los crestianos
ni empiezan ni tienen fin:
¡Amalaya si supiera
la taba que han de curtir!
Lo mejor, haganmé caso
es acostarse a dormir.
Porque tampoco es cuestión
(si lo esplico al que me
entienda)
de tomar a la tremenda
cualquier pequeña disgracia:
debe en cualquier
circunstancia
el hombre mostrar concencia.
Puso Dios tata en el mundo
juez letrao y gaucho rudo;
y aunque éste sea morrudo
es el otro el que dirige.
De ahí el paisano colige
que la ley es un embudo.
Lo aplastan al que está
abajo
como huevo de avestruz;
ya el pobre no ve ni luz
y se asfixia enteramente
le digo que mesmamente
no llega a decir ni mus.
La ley es tela de araña
ande caen los bichos
grandes;
los chicos pasan de largo
y van a parar al pozo.
La humedá dispués los mata
y les da eterno reposo.
Lo que mata es la humedá
bien me lo dijo mi tía
sobre todo si es de noche
y uno flota en agua fría;
al gaucho lo acaba el juez
con tuita la polecía.
Ya voy llegando, ya estoy
listo a largarles el rollo;
y sin dudar voy al meollo
de tuita esta relación
aunque con antelación
aviso que es un embrollo.
Yo canto al gaucho argentino
se lo digo a quien me
escuche:
más vale que desembuche
tuito de una buena vez;
no sea cosa que dispués
me madrugue algún mapuche.
Es el paisano 'e la pampa
un bicho digno de ver:
no parece una mujer
aunque lleva el pelo largo
más bien es sucio, y fierazo
pero se sabe esconder.
Pacencia al gaucho le sobra;
no siempre el tiempo lo
mata;
a veces se le abatata
el pie metido en la bota;
no es conejo, ni es mascota
y, sobre todo, no es rata.
Se pasa horas mirando
la tremenda lontananza:
dende lejos ve una lanza
lo mesmo que un cuerno 'e
buey;
en tal caso, en güena ley
se ajusta el cinto en la
panza.
Pero no piense aparcero
que yo converso de más;
le digo, y ahí nomás
yo relato mi penuria
que es para algunos injuria
y para otros verdá.
Antes me tomo un vinito
para aclarar la garganta;
de solo pensar, me espanta
lo que tengo que decir
es penoso de cumplir
el oficio del que canta.
Ustedes queden alertas
no se distraigan un punto
porque en este contrapunto
el que no marra no acierta
el que no emboca, no yerra
asigún yo lo trasunto.
Vive el gaucho primoroso
con su rancho y su mujer;
es un fenómeno ver
cómo se pasan los días
hasta cualquiera diría
que se casaron ayer.
Matea por la mañana
perfetamente sentao;
el poncho, recién lavao
como si juera paloma
la pucha, qué güeno asoma
ese sombrero ladeao.
¡Que tuito eso se pierda
por culpa 'e la conscrición!
parece una conjuración
difícil resulta creerlo
mejor que pensar, es verlo
si no cambio de opinión.
Yo fui gaucho con hacienda
overa que era un gusto ver;
alazana, cimarrona,
del color que quiera usté,
mas ahura nada me queda
ni pa' fumar un rapé.
¡Malhaya ahijuna gran siete
canejo que lo tiró
la estrella que donde el
cielo
me convirtió en resertor!
Más bien jué aquel juez
sotreta
que me enroló al batallón.
Dende entonces, pena y pena
con mi suerte se anudó
canejo que lo tiró
con una vida tan fiera
disgracias de todas menas
sólo este gaucho sufrió.
Que porque uno se entretiene
en chupar caña con pisto
ya lo marcan, está listo
y se empieza la junción:
lo mandan al paredón
amarrao como a un Cristo.
Con otros en la voltiada
caí; en una carreta
juntos nos mesturaron
tocándonos codo a codo
chumbiándonos de mal modo
allí nos encajetaron.
A la frontera derecho
y sin demora salimos
tuito lo nuestro perdimos
hacienda, rancho, avíos
a mi china no la vi
ni a mis gurises queridos.
En brazos de otro estarás
prienda que me robaron;
no culpo más que al destino
o a los vientos que
soplaron;
solos irán mis pichones
y entuavía no emplumaron.
Tengo tantas afliciones
que no alcanzo a despachar;
se me entreveran los versos
y ya no doy pie con bola
parezco una pirinola
girando, qué jorobar.
La vida en la frontera
como vinagre es amarga
tuitos llevan cara larga
a ninguno se le alegra
como si viese a la suegra
y la miseria lo embarga.
El fortín es pa'l chumbiao
lo que la bombilla al mate;
no te olvides, y acordate
de esta verdá que te aclaro:
no vaya a ser que un pescao
te ma nde
"¡firme!" o "calláte".
Ansí no más que amanece
hay que estar en formación
prieparao como un lión
para peliarlo nl indino.
(Ni aunque jueras adivlno
vas a encontrar un jabón.)
Y no te vayas a creer
que es tiro fácil el indio
taimao como el quirquincho
como el avestruz de juerte
todavía tenés suerte
si del malón salís vivo.
Güeno, como les digo,
salvación yo no tenía:
siempre lo mesma rutina
más fulera que un entierro
dos años en ese encierro
me dejaron en la ruina.
Serví en el
"Vigilancia"
dispués en el "Tres de
Fierro"
más tarde en el
"General Pico"
y en el "Cabo
Ballesteros"
hasta que al fin reserté
y me escapé de ese infierno.
¡Qué andar haciendo,
aparcero
entre esos fieros
crestianos!
Me jui nomás por los llanos
al despuntar el lucero
hiciendomé mandadero
y en realidá renegao.
A los toldos jui derecho
pa' refalar la partida,
que un criollo salva Ia vida
entregándose al infiel;
es esto duro de creer
no se ve todos los días.
Ansina jué sin embargo
y el riesgo no me asustó:
"mari-mari, peñí
huinca"
me decía algún indino
"peñí pampa, mari-mari
"
saludaba siempre yo.
Estos salvajes dormían
con la panza dada güelta;
la mente, medio dispierta
oyendo girar el sol,
colgaos como un farol
ansí pasaban la siesta.
Se apriestaban al malón
untándose grasa e' vaca;
la pampa entera apestaba
con un olor muy fulero
como el zorrino almizclero
cuando abandona la cloaca.
Las cautivas las ataban
donde pastan los matungos;
¡Virgen Santa! las molían
con unos garrotes lungos;
velay -pensaba- trompetas
debieran estar dijuntos.
Ni descanso ni piedá
con las pobres infelices;
cargaban con sus gurises
como un fardo en el disierto
algunos se caían muertos
ya eran sólo bultos grises.
En realidá de verdá
que era bastante miseria;
pensé fugarme por fin
y andaba espiando ocasión
de hacérmeles cimarrón
aunque me vigilasen mil.
De un tal Ñancul me hice
amigo
mozo franco y decidor;
güen jinete y trenzador
una luz pa' la boliada;
en esa brava parada
jué más útil que un dotor.
Me consiguió un güen
rigólver
y un piquete de cartuchos;
por poco menos que un pucho
un facón de doble filo
igual al que usó Cirilo
pa' despanzurrar a muchos.
Con esto me determino
en Cristo tengo esperanza
mi vida está en la balanza
mas no pienso recular;
y ansí yo elijo la noche
para mandarme mudar.
A una cautiva llevé
me apiadé de su dolor
la pobre de mal en peor
penaba en ese desierto
dende que a su hijito yerto
bajo una cruz lo enterró.
Con sigilo escabullimos
mientras los pampas dormían
en pedo estaba el vigía
y no nos vido salir;
refalamos sin sentir
la maldita toldería.
Montamos como pudimos
en unos fletes prestaos
andábamos acollaraos
sin encontrar el apero
le digo que mesmamente
parecíamos mamaos.
¡Qué noche! ¡Viera, amigazol
Rodamos en una zanja
más honda que remolino
desos que tragan los patos.
La escuridá era tan juerte
que nos tenía asustaos.
A mí me salen las coplas
como liebre 'el pajonal;
A naides temo en el canto
y en la rima no me atajo
pero esa noche ¡Badajol
me encomendé a los santos.
Aunque soy gaucho matrero
presencié fieras batallas
las vide de todas layas
y no le arriendo el recuerdo
lo que es esa noche, amigo
se meaba hasta el más
cuerdo.
En eso se apareció un indio
emplumao como tero
por poco me desespero
y dejo caer el barbijo;
si se me escapa, defijo
me mata ese carnicero.
"Malhaya indio sotreta
de la loma del sorete
a la culebra tu geta
mucho veo se parece
mas no ha de durar en su eje
lo que un tiro de
escopeta."
Ansí diciendo solté
la carga de mi trabuco
no digo con güena intención
aunque, eso sí, de frente
con el indio soy valiente
lo pelié en Pernambuco.
Al suelo se jué el ladino
pa' nunca más levantarse
que no es cosa de olvidarse
nuestra humana condición.
En cuanto toca el rondón
a Dios hay que encomendarse.
Era el hijo del cacique
que nos quiso ventajiar;
atrás llegaban otros
dando voces como diablos;
alguno se despertó
y nos bombió el asao.
Como avispas coloradas
que les pegan la colmena
con un palo, ansí salieron
corridos los indios;
al potro del pampa salté
llevando de la rienda el
mío.
Como galgos ligeritos
galopiaban nuestros pingos,
no nos podían alcanzar;
atrás los fuimos dejando
y sus voces acallando
hasta que al fin los
perdimos.
Cinco días caminamos
y al sexto, vide una
estancia
después de tan larga
errancia
allí dejé a la mujer
terminó su padecer
lo que dimos a Dios gracias.
Yo seguí hasta mi querencia
al cabo de tantos años
de tormentos y de daños
más allá de la frontera;
y solo hallé la tapera
para mi consuelo huraño.
...........................................................
...........................................................
Triste es la vida del gaucho
solitario como cuis;
en la primera ocasión
se lo comen los caranchos
si no se escapa del rancho
y al punto se hace perdiz.
............................................................
Mis hijos y mi mujer
a los vientos dispersaos;
mis arreos y ganao
allá los malvendió el juez;
para acabar de una vez
ni las pilchas me han
quedao.
Errante voy por el pago
prieguntando a los paisanos
si han visto mis muchachos;
me han dicho que estaba
prieso
el mayor, y que el menor
de pión se había conchabado.
Yo estoy viejo, bien curtido
y medio aindiao por más
señas;
inoro si mi mesma sangre
me ha de desconocer;
pero el gaucho... esto es
sabido
nació para padecer.
III
Payada
con el moreno
"Decime negro ladino
si a tu caletre se alcanza
cuál es el bicho que vuela
y se arrastra con la
panza".
Ansina prieguntó Anselmo
y el moreno respondió:
"Con distinguida
licencia
viá invocar mi entendimiento
si tengo discernimiento
risponderé con confianza:
el bicho tal es lo oruga
cuando se la echa a
patadas".
Enseguida prieguntó el
negro:
"El gaucho tiene la
pampa
el horizonte el ombú
avena tiene el caballo
bigotes el micifús;
Yo soy sólo un pobre negro
y es muy grande mi inorancia
las cuerdas 'e la vigüela
son mi única instrucción
por eso pido perdón
por mi pregunta tan rancia,
Pero quisiera, aparcero,
si su cencia tiene luz,
que ilustrarme se sirviera
por dónde mea el
ñandú".
Habló el negro, y silencio
se hizo en la amplia
riunión.
El gaucho Anselmo, apodao
"el mirlo",
echó mano a su facón.
"Ah negro, me parecía
que no eras un payador lial:
¿por dónde querés que mee,
si no sabe ni mamar?
Aquel que a mamar no
apriende
tampoco puede orinar".
Ansina dijo, y el negro
bien que con honda aflición
reconoció su redota
con hidalguía y valor:
"Veo hermano que usté
sabe
los recodos 'e las cencias;
lo digo por esperencia
y no le guardo rencor;
me voy con juerte dolor
a buscar otra
querencia."
El gaucho Anselmo, a su vez,
le hizo clara reverencia:
"Andá tranquilo moreno
si en algo puedo servirte
podés nomás demandar
que no voy a
sacudirte".
Se dieron la mano y partió;
Anselmo también salió
con sus hijos, a los cuales
diez años hace no vía.
IV
A la vera del arroyo
los muchachos se sentaron
y el padre, con paso tardo
ató el pingo a la sombrita
al caer la tardecita
los parientes se juntaron.
Y ansina habló Anselmo
a sus dos hijos varones:
"La tierra que da la
vida
nos sostiene y alimenta;
ella sabe, y no lo cuenta
quién es bueno y quién es
malo;
aunque lo caguen a palos
al hombre, que es un primor
para mejor o peor
no progresa, ni escarmienta.
Siempre ha de ser animal
que trisca y que desabrocha
nunca ha de ver la bocha
arrimada en el bochín;
y aunque pruebe muchos tiros
y se jacte de ser ducho
al Diablo no cuesta mucho
desarmarle el balancín.
Por eso, anden con tiento
no es ventaja el apurarse
ni el continuo santiguarse
al gaucho sirve de mucho;
que si está viejo machucho
ya no hay santo que
interceda
y si es mozo, no hay vereda
que la siga sin desviarse.
Desviados vamos al hoyo;
desviados nos enamoramos;
todos nacemos desviados
y desviados nos criamos;
ansí no quieran ustedes
ser más derechos que chuza
ni con ojos de lechuza
miren a quienes pecamos.
Que todos somos igual
indios y paisanaje
animalitos de Dios
bajo este cielo de viaje;
ni tenemos equipaje
más que el que Dios nos dio
cuando madre nos parió:
la viveza y el coraje.
Y ansí les digo muchachos
solo tesoro es el pulso;
el hombre, si tiene impulso
vale más que el que oro tiene;
pero aunque a veces conviene
engordar la faltriquera
y apostar en la cuadrera
vida y blanca no
compulso."
Ansina hablaba Anselmo
y los muchachos lo oían:
sabias palabras caían
en su caletre despierto
como en el seno del huerto
un rociado de semillas
que maduran, y germinan
y perfuman y suspiran.
Lo que tata nos enseña
nunca conviene olvidarse
ni dudar; acomodarse
al modo cuesta muy poco
si uno no es terco ni loco;
y es mejor decir que hablar
mejor ser güeno que sabio:
aprendanló de estos labios.
El gaucho que está cantando
es de ustedes un compadre;
digo, y a quien le cuadre
el consejo que yo doy
óigalo como si dende hoy
suya juese mi palabra
aunque la tierra se abra
siempre retoña la flor.
Aprienda de mí el que guste
y el que no guste, no
aprienda
que a todos nos da la rienda
tendida y larga el Criador
pa' que corramos mejor
en esta dura contienda.
Nunca se fíen del mundo
nunca miren la apariencia
sólo: atiendan a la
esperiencia
de este gaucho machacoso
aunque resulte latoso
y se me espante la
audiencia.
No andés metiendo barullo
no gastés saliva al cuete
hacé las que hace el chajá
que no la va de alcahuete
si encuentra alguna
pendencia
ni se encoje ni se mete.
Y que menos se te ocurra
ir a ladrarle al león;
ahorrate del papelón
no retés la suerte ansina
ni el más fuerte se acoquina
lo que el débil se animó.
Solo nací, solo muero;
por nada me desespero;
y si conozco las mañas
del destino, y su saña
yo opongo un pecho animoso
a lo que viene del cielo.
Que no se sabe de cierto
de ánde salen los hijos
y en mi inorancia colijo
que es todo un enorme
entuerto;
más vale caerse muerto
que entrar en ese amasijo.
Y no se olviden, muchachos,
del consejo que les dí;
no anden dispués por ahí
llorando por su compadre
ya no tiene quién le ladre
ni quien le preste un jusil.
Ansina le toca al gaucho
en esta pampa ladina:
nace ombú, muere encina
sin que le enciendan candil;
lo mesmo les pasa a mil
¡Jué pucha, suerte indina!
Pero me voy despidiendo
diciéndoles iHasta la vista!
si prolongo endecha lista
ya es mucha conversación
queden con mi bendición
y Dios tata los asista.
Que si fui mal consejero
y mis versos no rimaron
la vigüela me lo enseñe
y los santos me lo amparen;
yo canté como he sentido
para aliviar mis penares.
GOTAS DE MAGIA
CUADROS
PORTEÑOS
I
POBRE MORALES
Hace frío en el cuarto, los
geranios
arañan el vidrio sacudidos
por el viento;
un sol anémico entra por la
ventana
calentando apenas los huesos
del viejo.
Su fémur, en la estrechez de
los muros
es inmenso: osificaciones
extravagantes
dan a sus vértebras aspecto
de clavijas
y el conjunto se parece a un
contrabajo.
Pobre anciano, sique regando
tus macetas;
el próximo invierno estarás
bajo tierra.
Entonces, yo franquearé la
puerta endeble
Haciendo crujir el seco
entarimado:
del grifo delgado sacando un
chorro débil
con el que a muchos viajes
mojar la tierra árida.
II
La claridad desciende sobre
el bebedero
desde una estrecha ventana
gótica
despertando las vidas del
mármol
a la convergencia vertical y
armónica
hacia la plenitud radiante
de la taza
cuyo borde se transforma en
un anillo de luz.
III
CORAZON
Hay un motor V8 toscamente
colgado de un gancho
pendiente de una cadena
en el patio del mecánico
mostrando su entraña
sobre un barril
bajo tres postes.
IV
DIA DE
Viene al paso por avenida
Independencia
una tropa engalanada:
gauchos de negro,
con sombrero español y
chaleco ajustado,
montando oscuros potros
enjaezados.
-Han cortado el tránsito
para el desfile.
Gracias a ello oigo al pasar
frente a mi
el son de los cascos sobre
el asfalto
repicando como castañuelas
de plata.
V
VIGILIA
......................................................................
...En el almacén duermen
seis centavos. ...
......................................................................
(¿Dónde fue a parar el
tanque de petróleo?)
VI
LEGADO DE SOLTERONA
Bahut doble
"bombé" custodiando intimidades
vences los siglos escueto de
guirnaldas
rico en secretos de amor; a
tí confío
mis versos como albacea para
que los guardes
intactos entre perfume añejo
y fotos indiscretas.
VII
Eres una ¿violinista?
¿Persiguen tus dedos sones
rosados por las cuerdas
de tripa?
Cuando te veo cargando tu
estuche de cuero
repujado
a la salida del
conservatorio, pareces médica
de visita.
¡Acúname con tu melodía para
que descanse
la fiera!
VIII
La luna hundida en cada
falange
sale a medianoche, mientras
el propietario
duerme; son diez lunas en
los dedos
brillando en la habitación a
oscuras;
ah todas las fases del
creciente
sucediéndose de uno a otro
meñique;
ah los cráteres grises y los
mares plateados
dibujando el rostro sidéreo
y silente.
Dama de
imperas sobre valles de
cutículas.
IX
En esta hora triste, en este
barrio feo
¡Qué buenos culos se ven en
la verdulería!
X
Contra el cielo de oro
al final de la avenida
límpidas las agujas
apuntan a Dios.
EPISTOLAS
XI
A LOS MACABEOS
¿Porqué os matáis así, oh
hermanos macabeos?
¿Teméis acaso que os olvide
XII
ANTE UNA RELIQUIA PROCEDENTE DE AVIGNON
De aquel prelado de Francia
nacido en el delfinado,
Hijo de reyes, aspirante a Papa
Un par de sandalias secas y
una sotana han quedado.
-Se dice que lo fusilaron, en la vieja
trapa
La víspera de la coronación
y nadie ha protestado.
XIII
A UNA ESCLAVA DEL NILO
Numeroso es tu culo en el desierto ¡Oh
virgen!
recostada entre la arena y las estrellas...
XIV
A LOS
POBLADORES DE SAN MARINO
Felices vosotros, que vivís
en el reino azul de San Marino.
XV
EN EL SEPELIO DEL REV. PADRE MATHEOS
SOFRONAS
¡Entre nubes de incienso
ascienden los aleluyas!
¡Hosanna en las alturas!...
"¡Kirieleison,
kirieleison, kirieleison,
dóxa si Jristé o Theós imón
ke eblóguison
tin klironomían su!"
¡El cielo reciba tu alma,
piadoso padre Matheo!...
XVI
A LOS SADUCEOS
¡Cobardes! ¡Necios! ¡Locos!
¡Malvados!
¡Descendientes de la raza
simia!
XVII
ELOGIO DE
En el largo canal
se reflejan
el ciruelo
el manzano
el limonero
y otras monstruosidades
indeterminadas.
Inagotable generosidad
del agro:
¿Qué no te debemos?
XVIII
AL DURMIENTE DE EFESO
Duerme, bajo un túmulo de mármol
donde yace la esfinge de mar...
XIX
A SAN BELTRAN
(oración)
Sanctus Bertrandus enim
linquet
apud ille cum daemonio
non tantum lacedemonio
sed etiam alicujum mavult
gloriam tibi
patientiam mihi
in nomini sancti,
praesternunquam.
XX
A UNA MUJER LLEVANDO UN ANFORA SOBRE
¡Oh beldad del ánfora
torneada en el Vesubio
por gravas lascivas
y viento enamorado!
¡Oh enebro sutil!
¡Oh vaso armónico!
Desde tu perfección bien
puedes
darnos a beber el olvido en
las ondas.
XXI
A
UN CIPRES FRUNCIDISIMO
Necio guardadamas del prado
intonso,
triste acobardado viejo ¡Estírate!
XXII
A
NAPOLEON BONAPARTE
¡Salud! ¡Suma y esfera de Francia!
¡Emperador apoteótico!
¡Pelotúmetro!
RIMAS
XXIII
Tus ojos son dos rubíes
te amo más que un mendigo
por eso yo te inquiero,
mujer:
¿Querés andar conmigo?
XXIV
Te amo con todas mis fuerzas
recorro por ti los valles
calchaquís
y a cada quien encuentro le
digo
que te quiero.
Y vos, ¿Qué decís?
XXV
Arde fuego en mis entrañas
cuando tu cuerpo felino veo
y unir mi sedienta boca
a tus labios glotones
quiero.
Por eso vas a tener que
poner el lomo.
XXVI
En el cielo las estrellas
en el campo las espinas
y en el medio de mi pecho
el esternón.
XXVII
EL AMANTE REZONGON
¿Porqué no me querés?
¿Eh?
¿Porqué no me querés?
¿Eh?
Si yo te quiero
¿Eh?
Dale, ¿Porqué, che?
¿Eh, porqué?
Dale, ¿Porqué no me querés?
¿¿Eh??
XXVIII
PAJARO MARINO
Traen vellotas para tí,
pájaro marino.
No te burles de mí
pájaro marino.
¿Quién anda ahí?
pájaro marino.
De colores mil
pájaro marino.
coro
¡Arriba la espuma!
XXIX
ODE POUR
A l' écume de la mer
elle dort.
C' est Roquefort!
O belle chartreuse
au bord de
oú tu fais la geuse
au fond du canon!
O fille charmante
gateau bondissante
prunelle sanglante
au frisson des vols!
Mets ta robe en fraise
fais ton gout á t' aise
si l'on veut me baises
et prends le chiffon!
S' il t' arrive vive
et s' il te plait, dive
achéte une pensive
et merde á De Gaulle!
A l' écume de la mer
elle dort.
C' est Roquefort!
XXX
AQUILES
ANIQUILADO
Aquiles aniquila.
-¿Qué aniquila Aquiles?
-Lo que Aquiles aniquiló.
-¡Oh! Si tuviese tantas
anquilosidades
como el quelonio alquila
sin duda aniquilaría las
iniquidades del
Aquilón.
XXXI
Un espejo ovoide
refleja al androide
-milagro del alcaloide-
sobre una cama romboide.
Sus piernas son la tropoide
su espalda anelitroide
su mente es ya paranoide
su glándula no es tiroide.
¡Oh techo paraboloide
en un castillo fungoide
bajo un cielo elipsoide!
Respeta la sinusoide
y la divina helicoide
del noble espermatozoide.
XXXII
TUMULO
Crisantemo Crisóstomo
Cromwell
creció criminalmente:
creerías
crítico crisol crinábalo;
crudo crepúsculo acredita.
¿Cromático cronometra cruces
cretino crapuloso Creso?
Creta cribó crasamente
croto crespísimo Cristo.
Croniamantal crac crepitante
crema creó crocantita:
anacrónico Krakatoa
crujiente.
Criquet cruzó crustáceo
crispados acres creosota
crespón croado aristócrata.
XXXIII
GLAP
(drama)
El
Flako:
-¡Ola, pequeño ser! ¿Kó tal? ¿Kómo te va?
Yo: -Estoy
armando un chorlito.
......................................................................................
El
Flako:
-¿Y de kó kolor lo vas a pintar?
Yo: -...marrón y
gris.
......................................................................................
El
Flako:-¡Chau,
ko te garúe finito!
XXXIV
Un miércoles de junio
yo te encontraré, como solía
en la esquina rosada del
colegio
bella como un plenilunio.
PROSAS
TEMPRANAS
XXXV
(Extraído de las Memorias del
Capitán Ejnar Mikkelsen)
Introducción del autor
Debíamos llegar al polo Norte. De le última
expedición , ai mando del Capitán Jonas Mikkelsen , se había perdido toda
noticia desde el 11 de julio de 1970 ,en que se informaba del fracaso de la
misión de encontrar los manuscritos esquimales del siglo II, que contenían
informaciones sobre el yeti y el abominable tejón de las nieves. Desde ese día
se perdió todo contacto y ya a mediados de Agosto de 1974, se decidió dar por
desaparecidos al Capitán Jonas Mikkelsen y sus acompañantes.
Así es que el Instituto Polar de
Investigaciones de Gelidolandia (con apoyo instrumental de
Cinco valientes y aguerridos lobos de mar
habían de sortear peligros hasta llegar al Polo y rescatar los valiosos
manuscritos. Al comando de
Integraban la expedición dos hermanos
gemelos: Cap y Tan Mikkelsen, quienes eran tan inidentificables que para llamar
a cualquiera de ellos lo más prudente para evitar equivocaciones era invocar
ambos nombres, así es que a ambos los apelábamos por igual Capytán Mikkelsen.
Completaba el grupo un veterano, Mike Zarlenga, quien en sus muchos años de
guerra se había ganado el extraño apodo de "Capitán Mikkelsen", por
el que, por supuesto, todos lo llamaban. Con esto quedan presentados nuestros
héroes.
Bien, luego de esta introducción, y sin más,
paso a transcribir el diario del Capitán Mikkelsen.
Diario del Capitán Mikkelsen
26
de setiembre.
Salimos con gran ánimo de Puerto Motelele.
Los vientos nos han sido favorables todo el día. Miramos el futuro con
confianza. "Capitán Mikkelsen" colgó una bandera gris en el palo
mayor del "Capitán Mikkelsen", que ahora parece un buque mercante
libanés. Todos estamos muy contentos y felices.
Del
27 de setiembre al 6 de noviembre.
Seguimos navegando.
7
de noviembre.
Hoy los vientos fueron buenos y no hemos
tenido tropiezos de ningún tipo por lo que seguimos navegando.
8,
9 y 10 de noviembre.
En estos días sin mayores ulterioridades
hemos seguido navegando.
11
de noviembre.
Navegamos también. Por la tarde nos rodearon
los hielos y debimos luchar afanosamente sin por ello poder librarnos en toda
la noche. Temo que tengamos que abandonar el barco.
12
de noviembre.
En efecto, hoy abandonamos el barco y
seguimos víaje en nuestros trineos. Yo iba adelante en mi trineo y luego
venían: Capitán Mikkelsen, Cap y Tan Mikkelsen y "Capitán Mikkelsen",
en ese orden. Al voltear el último recodo para internarnos en el continente,
paramos e hicimos un saludo final al "Capitán Mikkelsen", que dejamos
anclado en la bahía hasta nuestra vuelta en primavera. Ahora nos esperaba un
crudo invierno.
Anduvimos por dos horas, y
cuando íbamos a acampar, un grito me sobresaltó.
-¡Capitán Mikkelsen!- me
gritó Capytán Mikkelsen-
(Inconcluso)
XXXVI
¿DESCIENDE EL HOMBRE DEL MONO?
¿¡¡DESCIENDE EL MONO DEL
ARBOL?!!!!
Mucho se ha discutido acerca de la famosa
teoría de Darwin, y muchos intentaron refutarla. Pero ahora yo, James Anthony
Chamberlain, tras muchos años de investigación, he probado la veracidad
de esta teoría, y complementado hasta llevarla a la perfección total.
Sí, amigos, no solo comprobé que el hombre desciende del mono, sino que me
atrevo a asegurar que el mono
desciende del árbol.
¡Ah! Seguramente os habéis maravillado y
estaréis ávidos de pruebas. Pues bien, ¿pruebas queréis? Pruebas tendréis.
Abrid los ojos, pues ahí va, para el mundo,
la genial demostración gráfica de estas verdades insoslayables.
NOTA DEL EDITOR:
En el original sigue un dibujo de un
mono saltando al suelo desde una rama, con la leyenda El
mono desciende del árbol, y
otro dibujo de un hombre cayendo al piso desde los brazos de un mono, con la
leyenda
El hombre desciende del mono.
Epílogo
Al llegar a esta ansiada conclusión,
completamente exhausto abandoné mi laboratorio, donde durante años llevé a cabo
mis experimentos. Había trabajado toda la noche y salí rendido pero feliz.
Me encaramé a una roca y vi la salida del
sol. La aurora boreal reflejaba las mil tonalidades del alba, y, en ese
momento, comprendí todos los fenómenos internos del hombre, y su armonía con
los espíritus de la naturaleza; las nubes, en el horizonte, formaban un manto de
púrpura que flotaba hasta las estrellas...
XXXVII
LOS DIAS DE
MAYO
(evocación)
I
Los acontecimientos se habían precipitado a
partir de la noche del 22, cuando los patriotas, reunidos en la jabonería de
Vieytes, hacían ostensible su repudio por los acontecimientos de la jornada,
avivando la chispa de ia conspiración. ¡Era inadmisible! El obispo Luén,
amparado en los derechos del cabildo abierto, había dicho: Mientras haya un
español en América debe gobernar. ¡Como si un palurdo pudiese imponer a la
distinguida sociedad criolla! La respuesta de Castelli no se hizo esperar:
América no pertenece a los españoles, sino a
La
sala mayor del Cabildo se colmó por los Vecinos (de los que tenían derecho a
votar no faltó ninguno: eran doscientos cincuenta) mientras en recinto aparte
se barajaban los nombres ilustres sobre tapete de felpa. El frío empujaba
adentro a los curiosos. Los sillones no
siendo bastantes a contener el gentío, fueron corridos. El piso estaba tan
encerado que era casi imposible permanecer de pie. En medio de una gran
expectativa fueron apareciendo de a uno los integrantes de la audiencia, en
hábito de hipocresía precedidos por el notario. La nueva junta es proclamada
solemnemente: ¡Su presidente es Cisneros! El bochorno no conoce límites: desde
su palco elevado el virrey ve un recinto desbordante de cabezas redondas como
una caja de frutas: oscuras y lustrosas como manzanas, ásperas como castañas,
rugosas como nueces, discutiendo con gestos encontrados y disímiles. Alguien lo
conduce fuera sustrayéndolo al caos desatado en una gigantesca asamblea donde
nadie se detiene a escuchar razones; imposible de contener, el ímpetu
revolucionario gana las calles oscuras perdiéndose bajo las arcadas del Buenos
Aires colonial.
Unos persiguen la sombra de los últimos
paseantes hasta la orilla del río, otros se miran solos de pronto en una calle
mágica, iluminados por un verde farol. La noche los lleva a todos, el silencio,
el aroma de la noche. Alguien espía por el visillo la casa de
II
La mañana del 25 amanece lluviosa, con el
pueblo entero congregado en
No hay respuesta, las
puertas siguen obstinadamente cerradas, guardando celosamente el secreto de las
deliberaciones. Finalmente sale un vocero que pregona un bando: oficialmente se
declara constituido el primer gobierno patrio. Uno a uno salen los integrantes
de
La revolución ha triunfado, el pueblo explota
en hurras. Desde el fondo de los tiempos sopla un viento nuevo, trayendo la
alada palabra: ¡Libertad...!
XXXVIII
CARTA
Señor Canciller, señor Embajador de la
hermana república de Chile, señores diplomáticos, señores:
Se ha requerido mi opinión en la ronda de
consultas jurídicas que mantienen las dos naciones respecto de un conflicto
limítrofe más que centenario, doy fe, relativo al canal del Beagle.
Mi opinión, luego de maduras reflexiones,
ponderando los diversos matices y dificultades que ofrece la cuestión, en
resumidas cuentas, es la siguiente. No retiraré esto que voy a decir:
Me
cago en el principio bioceánico.
Sin otro particular, les
saluda atentamente
Laurent de Gavoty
Cónsul honorario en Buenos Aires
por
Saint Kitts-Nevis Anguilla
XXXIX
He aquí mi visión: un parque nocturno con
glorietas como nidos de amor donde una joven descalza deja sus huellas: es el
Zappeion de Atenas. Por todas partes vuelan hojas muertas, cuyas nervaduras
finas como telarañas tensa un borde de oro. Yo he venido a este lugar de ensueños llamado por la luna, pálido
caballero vestido de terciopelo negro. Y al tiempo que lejanas campanas daban
la medianoche, una escalera de luna se presentó ante mí en el claro del parque.
Y yo subí los peldaños cubiertos por
hojas de telaraña y oro, cada vez más alto, hasta que desapareció el mundo, y
sólo el espacio y las estrellas me rodearon.
Y en el silencio de la noche sólo mi alma
cantaba.
Y las hojas caían como los recuerdos...
EXILIOS
XL
MORENO MURIO EN ALTA
MAR...
Moreno murió en alta mar
mientras escribía, ajeno
al encenderse las páginas
bajo su pluma de fuego.
XLI
Piano blanco donde faltan
muchas teclas:
¿Recuerdas aún tu vieja
melodía?
XLII
FAETON O
¡Dios mío! ¿Acaso me creéis
un mar o una ballena
para encerrarme como en una
prisión?
En mi oscuro arrobamiento,
tenderé el vuelo
hacia los picos custodios de
esplendores Himalayas...
-Pronto los grajos desgarran
mi carne pecadora
alimentada en el vicio por
eones de tinieblas:
"He aquí el ánfora
estigia que apaga toda sed
¡obedece!" retumba
"¡Oh estulto! Cuando El
en edad te ha visto
viril, maravillosamente hizo
sonar tu nombre
por toda la tierra ¿Qué más
otorgó a Josué?"
-Y desciendo, omnipotente en
la luz tantálica
arropado en la niebla de
divinos tartamudeos
- ¡Alejado, alejado por
siempre del socorro humano!...
XLIII
SAN ARBORIO
(Lamentación)
¡Ay años preso en cárcel vegetal! ¡Ay
multitud de espinas! Robinson forzado, es mi carne rayada por mil hilitos rojos
la que así sangra. Como un árbol en medio del claro permanezco inmóvil,
empapando la tierra. Martirio autoinfligido de permanecer así, día y noche,
mientras sube o baja la marea de trinos.
Buscando la soledad llegué hasta aquí un
atardecer de verano por un sendero que cerraba detrás mío; debo haber amado
este sitio. Hoy el sol es un coágulo
blanco en la piel del cielo y un aroma enervante llega desde el lejano mar:
lanzas florales alinea la penitenciaría del bosque.
XLIV
PROFECÍA
Oíd la palabra
intercluida en mi cuerpo,
que aunque no tengo
derecho de llamarme
Profeta, plugo a
Dios comunicarme el don huero
de la predicción, y
es un espíritu de fuego
quien habla por mi boca: desde el campo
dividido en
cuadrantes lunares se derivan
las religiones
mayores en perpetuo movimiento:
Romania, España y
terrores!
Calámides,
comatosis, un huso de Fúcares
en
Morcego criminal,
esputos santos en
Cuando la escritura
tallada sobre el vidrio
sea descifrada,
Cuatro Reyes ocuparán las
ventanas.
Entonces el que
tuvo por padre al Langostino
saldrá del pozo
anegado por el Cieno
a devorarlo todo:
torres de betún, mástiles,
lagos de sangre
desaguando el Paraíso.
Lloro por Capua,
Módena, Bolonia,
Trieste, Fígari,
Perusa, Bahía Blanca;
nunca se habrá
visto mayor desolación.
Cerca de Sales, un
pequeño Coadjutor pálido
entrega el paquete que no será devuelto.
Por 52º arderán las
nubes un día sereno
el Gran Rabioso
habiéndose marchado
volverá otra vez:
roncarán las trompetas
anunciando junto con
los furiosos leones
coronados;
el Pempotam teatro
de batalla
por un Eclipse el
Cielo obtenebrado
Marte en Sagitario, Saturno en Aries,
también Mercurio,
Venus, Júpiter en Cáncer;
los demás serán
esclavos, partirán entonces
con sus tabernáculos hacia
Septentrión
donde volverán a
fundarse las Tres Sectas
cumplido el
Milenario, esto como un oráculo.
LEGIS
CANTIO CONTRA INEPTOS
CRITICOS HIJOS DE
PUTA
VALETUR.
VERSOS PARA EL
CONFESIONARIO
MALAS COSTUMBRES
I
Invaden temprano mi ventana
las negras profundidades del
paisaje
húmedas como pan con leche.
De pronto siento un mareo:
el cuarto se ha impregnado
con un fuerte olor a
caballo.
Mi mente se nubla de pardos
deseos
como un estibador borracho
entre pilas inmensas de
fardos de cuero.
-¡Ya recuerdo!.. fue la
víspera. La tarde
empezaba a teñir de sombras
el bosque opaco.
Por todas partes la gente
escapaba
Desapareciendo entre los
huecos
para efectuar insípidos
mandados.
Una india se me acercó.
Vestía una minifalda
Que descubría sus bien
torneados muslos.
En esa hora en que todo se
confunde
-su pelo oscuro con el
cielo- tomó mis manos
Y se amasó con ellas las
nalgas,
sin que por eso tuviese que
levantarse la falda,
tan corta era. "Cumpague,
peñí -me dijo-
amugue amay".
Luego me abrazó y me estampó
un chupón
-que así debo llamarlo, pues
no fue un beso-
con toda su fuerza sobre mi
boca reseca.
Enseguida se fue. La gente
pasaba cerca nuestro,
pero ya fuese a causa de la
tiniebla creciente
o por lo rápido que fue
todo, nadie reparó en
nosotros.
II
Tiempo después supe que
había asistido
a un rito milenario, hoy
extinguido
con que se saludaban en el
crepúsculo
los indios querandíes.
¿A QUIEN LE INTERESA...?
¿A quién le interesa Chopin?
Un hombre que busca melodías
no ha sido todavía inspirado
por las Musas: que no
aturda.
Tal, una pareja de amantes
solidarios y dispuestos
ensayan los puntos
que ayudan al placer.
-Pero, querido, esto
no es gracia, no es
delicadeza, apenas
es ausencia de fuego
(La sombra de lo femenino).
¡Refinamiento, tal vez,
irrisorio, para deslumbrar
temperamentos estúpidos!
-Yo adoro el sexo buñuelesco
y la primera provocación,
la excitación súbita y mal
reprimida, el rubor, los
Fallidos intentos
por salvar la dignidad,
los encantos de potranca, el
exhibicionismo escandaloso,
Los cauces insubordinados
por donde desborda
el deseo virgen, la falta
de "savoir faire",
la lucha
Cuerpo a cuerpo,
el dominio lento
de los impulsos rivales
sobre un jergón de
alpillera,
El triunfo categórico
y la pleitesía rendida
al orgullo afirmado
y seguro, los gemidos de
placer,
La presión ofídica,
la asfixia, los extremos
inaceptables de humillación
física, las condiciones
Impuestas, las súplicas,
el regodeo moroso en
beneficio
a una situación, las nalgas
amplias y suaves que son un
cielo,
La ofrenda de saliva,
el frotamiento insolente,
la ola de dulzura,
la contención culpable,
Las eternidades brumosas
en sensación de meseta,
la inmovilidad de Buda,
la prisión de talones,
El agotamiento, los
calambres,
los respiros, la conciencia
perfectamente lúcida,
la seguridad felina,
El antojo imperioso,
la reincidencia , las
veleidades del deseo
satisfechas al instante,
El nuevo objeto,
la sensación virgen,
el perfecto ajustamiento
del cuerpo y el cosmos,
Los saltos frenéticos
sobre la carne escupida
e inerme, el embrutecimiento
creciente, el manejo a
voluntad,
El enamoramiento usurpado
y absoluto,la tersura
inconcebible de una piel
embrujada, la huella
Imborrable sobre un alma,
los goces indecibles,
los espasmos irreprimibles,
el olvido inmaculado.
...................................................
...Delectación morosa
y calma en los recuerdos:
¡Tú sí suenas en mis oídos
como divina música!
CANTAR DE LOS CANTARES
Medianoche;
Todo en penumbras; tan
solemne y quieto
que se han corrido todas las
cortinas,
que se han parado todos los
relojes
de la noche.
Todo en siencio; tan perfecto
y calmo
que se han callado incluso
las esclusas
que se han dormido incluso
los amantes
en un coche.
Sale una estrella, y luce
tan serena
que se refleja en todos los
vitrales
que se dilata en todos los
zanjones
como un broche.
Sale mi sueño, y luce tan
hermoso
que está más pálido que una
princesa
que está más lívido que un
hotentote
y es de noche.
Va por la acera, y lleva
tanta prisa,
que se han volado todos sus
pudores
que se han perdido todos sus
abrigos
en la noche.
Va por la calle, y tiene
tanto apuro
que no recuerda ya si está
desnudo
que no repara ya si está
vestido
con derroche.
Coge un atajo, y por él se
precipita
que se estremece de perder
su ahínco
que desespera de alcanzar su
presa
a trasnoche.
Escoge un portal, y en él se
parapeta
que está deseoso por
saltarle encima
que está impaciente por
caerle aleve
sin reproche.
Pasa el fantasma, y se le
gana el paso
que no es primero quien rengo
camina
que no es segundo quien sano
avanza
a la noche.
Pasa el ánima; y se le roba
el puesto
que es el momento de admirar
las joyas
que es la hora de gozar las
magias
medianoche.
APOLTRONAMIENTOS
He amado siempre las
poltronas, yo sueño
con vagos tapices floreados
de colores desvaídos
mi alma quisiera rodar sobre
ellos entre mimos
como por rancios perfumes,
las polillas.
Me gusta sobre todo la
manera sumisa
en que se curvan los blandos
almohadones
bajo mis asentaderas:
lección de parábola feliz
para tramas inflexibles.
Cuando los viejos arcos
Sus ángulos se comban,
cuando el vetusto sofá
cede y se desinfla bajo el
peso de la abuela,
crujen los secos maderos con
una queja aguda
y es canto de violín para mi
espera muda
Que tiembla y se enamora
escondida en los rincones.
Los días frescos de verano,
cuando el potente
ojo del sol envía un rayo
indiscreto en busca
de intimidades por las
rendijas oblicuas,
Bailan en el aire livianas
motas de polvo.
Entonces sacudo con fuerza a
mano abierta
los nobles espaldares, crece
la danza aérea
y se torna más frenética; la
lluvia de pelusa
Sin fin mientras amaina me
siento admirado
a contemplar: en vano
buscarías rastros en el piso.
Quisiera vivir siempre,
siempre apoltronado
lo mismo que un notario o
que un obispo;
Vería ante mí un futuro
pleno de serenidades
sucesión de los días junto a
mi ventana azul.
-Y en las noches de
invierno, a solas, desvelado
palpar terciopelo bajo los
dedos, en la oscuridad
cómplice.
FANTASIA HEROICA
¡Ox! Me asaltan sensaciones
ferales
y nuevas en mi exofrénico
paroxismo conquistador
realmente
no es posible insubordinar
Oaxaca
Bajo el fuego de los
xazmines
cuyos aromas exóticos marean
con negras visiones del Oxus
Xenofonte farragoso
angélico.
Anorexia no tengo, ansias
exultan mis sentidos
absueltos
por deleitables excesos
Como el unicornio exaltado
cuando reculaba Xélucha
humillaba la testa para la
asfixia.
NORMA DE
INCONDUCTA
Un hombre en la vida debe
cumplir tres cometidos:
Plagiar un libro.
Violar una mujer.
Matar un perro.
CUERO
Mediodía bochornoso. Claudia
se baja ansiosa el jean mostrando su bien formado culo al caballo. Lo encara.
Lo toma del cabestro con manos firmes y bajándole la cabeza le mete el hocico
entre sus perfumados cachetes de potra. Hay un bufido ronco, un resoplido de
resistencia sin éxito entre los muslos increíblemente tersos pero firmes
.......................................................................................................
(Confidencial)
Sr. Jurado de Pedigree:
El día de la exposición
rural se vio al padrillo pampeano cansado y sin ánimo, como si lo hubiese
montado un jinete cruel hasta agotarlo. Creemos que esto se relaciona con
ciertos disturbios en los haras en que se oyeron relinchos y coces en las
puertas, según el cuidador.
Robo
de animales: El Juzgado en lo Penal Nº 2 de Ayacucho ofrece recompensa de $1000 a
quien informe sobre la persona cuya descripción sigue:
Edad: 17 años
Raza: India
Cabello: Rubio
Medidas: 89-60-92
Vestimenta: Anda desnuda, a
excepción de un chaleco de ladrón, tanga y lazo
Otras señas: Es analfabeta
.......................................................................................................
Imperdonablemente sobaba el
viejo tubo gastado sin fin se estiraba oscura deforme cuadrada rapada
monstruosa cabeza negra surgiendo hinchada a través del tramo extensible del
prepucio colgante pesado eréctil segmento lerdo más largo que un jeme
desenrollándose como manguera ante la turbia mirada inexpresiva del flete con
implulsos protomasturbatorios bestialmente ansiosos
.......................................................................................................
LIMBO
Ahí está otra vez el santo
varón prosternado
en el Sancta Sanctorum donde
nadie entra
semejante a un ángel en un
huevo celeste
pidiendo perdón por los
pecados del pueblo...
De tanto orar en esa
posición sus rodillas
se han endurecido como las
de un camello...
AMANTES DE
Plaza Colombia, 5 de la tarde
Bajo los árboles negros,
calor...
Incontables torrecillas
contra el cielo violeta.
Ojos de oro oscuro
en un rostro con pecas,
falda escocesa
viene a mi encuentro:
-Nadie en la iglesia
-dice- podemos entrar.
Mano con mano
desfilamos por las arcadas
Lúgubre y frío
corredor en sombras
ante la vitrificada
pupila de Dios.
Llegamos frente al altar.
-¿Deseas ser mi esposa?
-Más que al invierno la
nieve.
¿Y tú mi marido?
-Más que a la noche el
rocío.
Un beso sonó
en el ámbito grave
confirmando el pacto.
Ligero el ánimo
-siete años- salimos.
No supe más de ella.
Amiga, a veces pienso...
¿aún tienes mi anillo?
RECUERDOS DE UN
MONAGUILLO
El padre Mateo se tomaba el
vino
santo en
hasta las heces; acabada la
misa
el sacristán marchaba al
hipódromo.
Aún me parece sentir el
sopor
interminable de los
kirieleison
mientras sube la cortina de
aire
ondulante desde el pebetero
Haciendo bailar la túnica
dorada
de Monseñor, frente al
iconostasio.
Oscuros óleos pueblan las
arcadas
con asuntos crueles o
espías.
Detrás -intervalo sin
tregua-
parapetados en recinto
prohibido
cruzamos por sobre el altar
un tiroteo de panes
bendecidos.
MUJER SIN NOMBRE
I
Una paseante descalza por la
calle oscara, el viernes
por la noche. Lo vi desde la
ventanilla del colectivo.
Le cabellera sucia de lluvia
le caía sobre la frente.
Los pechos turgentes y
firmes bajo la blusa anudada
Mostrando la cintura. Un
ajustadísimo jean desgarrado
a modo de short, de donde
colgaban suaves pelechos de
hilo,
casi reventaba la raya
dejando al aire sus perfumados
cachetes de potra, un culo
verdaderamente soberbio.
Medias sombrías, sombras de
muslos, y la impresión
del peligro rondando en la
acera, si por azar
la policía descubre la
infracción al edicto.
Una indolencia indecible
asomaba con todo en el roce
O caricia de la seda a cada
paso. Su caminar provocativo
era lento, deliberado, y en
esa cautela de fiera
se adivinaba desbocado un
salvajismo a flor de piel.
No he vuelto a sentir la
proximidad del pecado
Con la violencia de aquella
ocasión. El coche siguió
veloz;
yo apenas la vii sentí un
segando sobre mi su turbadora
mirada y volvió a engallirla
la gran entraña hedionda.
"Oh niña perdida,
muchacha de algún pobre conventillo
Lanzada al fango de la calle
¿A dónde te diriges?
Tus padres debieron morir, y
al despertar de nuevo
en la mañana gris no te
reconociste, abandonada
en el lecho de algán triste
asilo decrépito.
Allí, grupos nostálgicos
vagando entre verdes brisas
y ausentes meriendas bajo
nubes amarillas llegaran a tas
días;
allí, blancos rostros ajenos
te persiguieran cual lobos
congestionados por el odio
mamífero a lo nuevo.
¡Los porteros! Antiguos
Adanes distraídos y cincuentonas
Evas
madrileñas, enfermas de
várices, eternamente baldeando
el desolado patio angosto de
parterres mezquinos.
¡Las comidas! Un agua turbia
en que nadaban escasos
fideos...
II
¿Qué fue tu vida entonces
sino un negro sueño?
¿Cómo huyó el rubor de tus
mejillas tempranas
dando paso a una palidez
morada? La nieve
de tu frente ¿No se fundió
en una amarillez tísica?
Y el temblor de tu ilusión,
cortado brutalmente
y tus vagos anhelos
muertos... Debiste, sin embargo,
edificarte un mundo, una
jaula azul con sus oeéanos,
sus islas encantadas y sus
continentes, pompa sutil
Donde encerrar tu inocencia.
Desde entonces, nada viste
sino lo que tu carne ganaba
en fragancia, nada oíste
sino el canto sáfico de tu
hermosura. Pasabas
jugando a descubrir nuevos
encantos las horas vacías:
Hondo el hoyuelo bajo el
tobillo al estirar tus pies,
lánguida, entre dóciles
pliegues de sábanas de holanda;
rezando devota al pie de la
cama (contra el piso
contornos preciosos) al rayo
de sol que entra por la
persiana
-¡Oh! ¡Un brillo de durazno
danza sobre tas rodillas!
El aire de agosto estremece
una brizna de alondra
y las nubes cardan la lana
de todo un invierno:
sólo tú conservas vivo el
verano en tu piel mate.
Firme, pareces la estatua
incólume de
-¡Es cargante, cómo esos
imbéciles te espían escondidos
y mohosos tras los vanos
cual momias en sus nichos
cada vez que sales al patio
a soñar despierta!
-¡La clara de sus ojos ya
parece un huevo amarillento
y podrido! ¡Sus dedos
curtidos por los años son ásperos
como la corteza oscura de
los dátiles de Arabia!
-¡Y cómo contrastan con la
tersura inconcebible de tu
piel!
-Ellos te bautizaron otra
vez con los nombres fervientes
con que de noche invocaban a
sus fantasmas recónditos
hasta que sus ecos moldearon
el deseo de tu alma
y borraron la memoria de tu
antiguo nombre.
Mara, Norma, Isabel, Paula,
Judith.., cien otros
talismanes sonoros
pronunciados en voz baja
cuyo embrujo te sumía en
larga meditación
imponiendo a tus ojos un
aura de misterio.
Alma templada en la forja de
viejos suplicios,
carne que se redoma en su
propio tormento.
Piel de sain, fresca piel,
palpada con incredulidad
noches pasadas, por la mano
que sólo supo del vellón.
Forman a doble fila los
giles en el patio...
Pasas en medio de ellos,
subida a tacos altos...
Te miran con ojos de besugo,
inmóviles,
babeante la boca abierta,
como Tántalo
Impotentes para aplacar la
sed que los devora...
Hombres de sal, que no saben
de la lluvia
mojando sus labios..,
taconeas, y tu falda
arrastra sus almas como un
papel.
III
Te atrae el imán de los
espejos,
conjura la delicia su agua
mágica.
Mujer de Sodoma, toda eres
curvas
para aquietar el pájaro
prisionero
Que se apura y desespera por cantar
en la tumba complaciente de
tu carne.
Prepárate al asalto, no
resistas
la impaciencia que te lanza
a la calle.
IV
Todo está en sombras... la
víctima
acaba de pasar
trastabillando... es fácil
enlazar esa silueta
vacilante con tus brazos
persuasivos, arrinconarla
contra un portal oscuro.
Caen tus ropas.., las manos
torpes
no tienen opción, son
esclavas de tus nalgas...
te has montado encima del
pelele
que te aguanta con
dificultad, bufando.
La hiniesta es domada por
los fuegos primaverales
que suben por tus piernas
hasta la comba del vientre.
Si a la blanca cintura
arrollado pende un cíngulo
para marcar la curva tersa
de la rotunda cadera
Violenta cabellera se
derrama como llama negra
en el éxtasis de la
adoración; así comienza la carnada.
Es una lucha desigual, un
antiguo cuadro
de matadero: la víbora que
devora a su presa.
Se han afirmado las piernas
lentas y seguras
sobre el caído, suben los
pechos altos como lunas,
no hay salvación: entregarás
tu vida
con toda la leche y el
último aliento.
V
Qué dirán los que miran la
luna
cuando salgas a orar en la
terraza
qué cuentos irán a murmurar
los serenos
cuando andes a hurtadillas
en la noche
El cielo mira con mil ojos
de luz
a la desnuda muchacha azul
perdida en las calles,
olvidada
de todo cuanto se conoce,
hogar,
Familia, amigos -excepto el
amor.
Las casas la ven pasar, absorta
como sonámbula que sufre
y busca su lugar entre
nosotros.
EL ROBO A VENUS
Venus guarda inquina al héroe que le robó
el cíngulo
con que mantiene a los amantes
encantados...
EL CONVALESCIENTE
Tranvía verde y largo por el
campo
avanza a reglamento entre
las vacas
hasta la estación de la
frutilla rusa;
madama lo ve serena desde la
ventana
mientras plancha en lo alto
del mesón
camisas, su cerebro liso
como huevo;
y llegan nuevas de la gran
ciudad
es el primo que viene por
una semana
a sanar los pulmones; para
las mozas
de buenos cachetes, guarda
al pellizco.
ORACION
Eternamente tocando la lira
en una nube
están los santos, aquellos
que se fueron;
perpetuamente viviendo en
una cúpula
están los pecadores,
bebiendo té cargado;
sus pelos caen sobre la taza
y los vestidos
negros por un luto abstracto
y riguroso;
dramas de las almas que
nadie mira
absortos como estamos en
ganar dinero
y fornicar tupido; y en
cuanto suene la hora
desnudos, nos iremos donde
lleve el sino.
EPITAFIO BLASFEMO
El cielo es hermoso, pero yo
no lo acepto;
el mar es sereno, pero yo lo
niego;
árboles, sombra fresca
tendrán, allá ellos.
La rosa perfuma, mas yo
estoy resfriado;
el pájaro canta, mas yo no
lo escucho;
es tibio tu cuerpo, pero me
deja frío.
Dios es inmenso, y a mí qué
me importa;
Dios da esperanza, a mí no
me toca;
Dios es amor, yo escupo con
odio.